Ser lector competente es imprescindible en la actualidad para satisfacer necesidades personales, actuar como ciudadanos responsables, alcanzar los objetivos académicos, lograr la cualificación profesional y seguir aprendiendo a lo largo de la vida. La competencia lectora incluye destrezas muy complejas que hasta hace varias décadas eran logradas únicamente por una minoría de la población y que en la actualidad constituyen un objetivo básico en todos los niveles escolares. La magnitud de este objetivo incita a promover, en los centros, planes de lectura que impliquen a toda la comunidad educativa. Este libro está concebido como una ayuda para elaborar y poner en marcha los planes de lectura en los centros escolares: se define el marco conceptual en el que se puede basar el plan, se dan criterios para analizar el marco contextual al que se han de adecuar las acciones programadas, se describen estas acciones y se proporcionan criterios y medios para su evaluación.
BDEscolar:
https://bdescolar.mineduc.cl/info/00041179
https://drive.google.com/file/d/1yyZH5DzjYrBbHDd8ES4YwPAUiagr4jVM/view
INTRODUCCIÓN
Hasta no hace mucho tiempo se consideraba que saber leer consistía básicamente en saber reconocer letras y palabras y en comprender los enunciados. Hoy, la lectura se concibe como una actividad que requiere destrezas muy complejas: saber ac- ceder a la información y seleccionarla de acuerdo con deter- minados objetivos de lectura, saber interpretar los textos in- teractuando con ellos a partir de los propios conocimientos e intenciones o ser capaces de reflexionar sobre lo que se lee para actuar en diversos ámbitos sociales. Para llevar a cabo estas actividades se recurre a todo tipo de formatos y plataformas y de textos con diferentes lenguajes; además, a menudo la lectura se acompaña de la escritura en plataformas y herramientas que ofrece la web social. Este nuevo mapa hace más complejas las destrezas a las que nos hemos referido más arriba.
Hasta hace unas décadas, estas destrezas eran logradas únicamente por una minoría de la población. En cambio, en el mundo actual, constituyen un objetivo básico de la escuela en todos sus niveles educativos (Sánchez Miguel, 2010: §1), ya que son imprescindibles para satisfacer necesidades persona- les, para actuar como ciudadanos responsables, alcanzar los objetivos académicos, lograr la cualificación profesional que la sociedad actual exige y para seguir aprendiendo a lo largo de la vida.
La magnitud de este objetivo empuja a las administraciones educativas a promover la elaboración y aplicación de pla- nes de lectura en los centros escolares (a partir de ahora PLC) con los que ha de estar comprometida toda la comunidad. Pero ¿cómo han de ser estos planes?, ¿cómo se elaboran y se ponen en marcha? Un plan para favorecer el aprendizaje de la lectura (y de la escritura) ha de tener estas características (Cerlalc, 2007; Lluch, 2012b): }
• Ha de definir el marco conceptual en el que se sitúan las acciones que se prevén: qué se entiende por lectura y escritura, qué tipo de prácticas de lectura y de escritura se quiere promocionar, qué responsabilidad se ha de asignar a los diferentes componentes de la comunidad educativa, etc.
• Ha de analizar el marco contextual al que se han de adecuar las acciones: quiénes y cómo son los destinatarios, qué grado de implicación con el centro y con la lectura tienen los diferentes actores, de qué experiencias anteriores se parte, etc.
• Ha de describir las acciones que se llevarán a cabo, inclui- da la evaluación de las diferentes fases de elaboración y aplicación del plan y el papel de los agentes implicados.
En definitiva, un PLC ha de servir para que la comunidad educativa reflexione colectivamente sobre los objetivos relacionados con la lectura y para planificar las acciones de modo que las iniciativas no sean ocasionales y dispersas en el tiempo, sino proyectadas para periodos largos y con objetivos, re- cursos y compromisos acordados por todos y sometidos a una evaluación para lograr su mejora.
Este libro está concebido como una ayuda para orientar las diferentes prácticas de lectura en el centro escolar mediante la elaboración y puesta en marcha de los PLC, tanto en lo que se refiere a la reflexión sobre el marco conceptual en el que se ha de situar como al proceso que ha de seguir su elaboración por parte de la comunidad educativa.
De esta manera, la lectura –las diferentes prácticas de lectura: leer para aprender, leer para aprender a leer, la lectura como experiencia y la lectura en el marco de la educación literaria– formará parte de todas las actividades del centro educativo dentro y fuera del aula; docentes de cualquier asignatura, estudiantes, padres y la comunidad en general participarán en el diseño, ejecución, coordinación y evaluación de las acciones. De esta manera, la lectura (y con ella, la escritura) será el eje de la enseñanza y del aprendizaje de todo centro escolar. De todo esto hablamos en este libro y el gráfico 1 resume los contenidos de los que trataremos
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